Bélgica en 3 días: Ruta y presupuesto

Bélgica era uno de los países europeos que tenía pendiente visitar y que más ganas tenía. Se resistió, pero finalmente pudimos hacer un viaje de 3 días aprovechadísimos en los que recorrimos varias de sus ciudades principales.

Al ser un país pequeño (pero rebosante de historia y sitios de interés), las distancias son muy cortas, todo se encuentra perfectamente comunicado y es posible armar una escapada súper completa en un puente o fin de semana largo. Eso sí, si tenéis poco tiempo, os recomiendo ir en primavera o verano para que haya más horas de luz y no os dejéis nada en el tintero.

¿Queréis ver todo lo que hicimos y cuánto nos gastamos? ¡Seguid leyendo!

Día 1: Llegada a Bruselas

Salimos de Madrid con la compañía Brussels Airlines a las 21:10 y, puntuales, aterrizamos en el aeropuerto de Zaventem, el más cercano a la ciudad, a las 23:25 de un viernes. Tuvimos la suerte de que un amigo que vive en la capital belga nos recogiera en su coche, si no, las alternativa son el autobús público 21 (3€), el servicio especial Brussels Airport Bus (4,50€)  y el tren (12,50€), que se coge en el nivel -1 del aeropuerto. El trayecto es de entre 20 minutos en tren y 30-40 en autobús. Ojo, que si tomáis transporte público, podéis usar el mismo billete para metro y otros autobuses dentro de los 60 minutos siguientes a la validación.

Si vais al aeropuerto de Charleroi, el más utilizado por Ryanair y Wizz pero más alejado de la ciudad, lo más económico y directo es usar el Shuttle Bus de hasta Gare du Midi.

Tras una breve puesta al día en el coche, nuestro amigo nos dejó directamente en el alojamiento, el Van Gogh Youth Hostel City Centre, el cual ya conocía mi novio de otra visita a la ciudad. Había un ambiente curioso, tanto juvenil como familiar. La habitación era básica pero muy amplia y la ubicación bastante buena, a un paseo del centro. Nos costó 170,98€ por 3 noches la doble con baño compartido. Lamentablemente, ahora mismo parece que el establecimiento está cerrado temporalmente.

Día 2: Centro de Bruselas y tarde en Amberes

Comenzamos el día con un desayuno continental en el comedor del hostel, incluido en el precio. También aprovechamos para hacer acopio de varios mapas de la ciudad y alrededores allí mismo. Con el estómago lleno, fuimos caminando hacia el centro, parando primero en la Catedral de San Miguel y Santa Gudula a la vez que sonaban las campanas. La entrada es gratuita y merece mucho la pena por sus espectaculares vidrieras.

Seguimos caminando hasta las Galerías Saint Hubert, las más grandes de Europa aunque a esas horas aún estaban tranquilas. Muy cerca de allí está el al callejón donde esta Jeanneke Pis, «la niña meona” de la ciudad, que fue el siguiente punto de interés que visitamos y desde ya os digo que no vayáis con las expectativas muy altas porque cualquier foto que hayáis visto nada tendrá que ver con la realidad.

Tocaba ya el turno de la joya de la corona: La Grand Place. Simplemente espectacular, la más bonita que he visto nunca con todas sus casas gremiales. Ojo con  la hora de visita porque cuando llegamos, poco antes de las 11:00 se empezaban a congregar muchos grupos de free tour y estaba repleta. Poco después, comenzó a despejar y pudimos disfrutarla mucho mejor.

Ya visitados y fotografiados los puntos principales, fuimos a conocer a otro de los personajes de la ciudad, el perro meón o Zinneke Pis. Desde ese punto, sacamos mi libreta de viajes y seguimos las indicaciones que había anotado para recorrer los murales más destacados de la “Ruta del Comic”, pues no olvidemos que Bélgica es la cuna de este arte y eso se nota en cada esquina de la capital.

De regreso a la zona más concurrida, visitamos al meón principal, el Manneken Pis, que estaba presidiendo algún tipo de evento universitario en el que, en lugar de agua emanaba cerveza.

Ya con hambre, sobre las 13:00 decidimos disfrutar de los principales platos de street food de la ciudad en Fritland: patatas fritas belgas (recomiendo las salsas samurai y andalousse, sobre todo si os gusta el picante) y una ración de alitas de pollo, todo por 7,50€. Rematamos con una pistolei (bocata) de pavo y salsa (5,50€). De postre, nos acercamos a Maison Dandoy, la pastelería más exclusiva de la ciudad. Encontraréis puestos de apetitosos gofres (y más baratos) por todas partes, pero este lugar es de alta repostería y en vez de tomar el gofre belga típico (el de Lieja, que el que se conoce en todo el mundo) queríamos probar el de Bruselas, mucho más ligero, crujiente por fuera y esponjoso por dentro. Con los toppings de helado de vainilla, galleta speculoos y un té de yuzu, pagamos 11,70€. Un caprichín.

Después de comer, habíamos quedado con nuestro amigo y el plan era que nos acercara en coche a Amberes. Tardamos 40 minutos y pudimos aparcar gratis en el centro con mucha suerte. No fue una visita muy extensa, pero sí que vimos bastantes puntos de interés: la casa de Rubens, la calle comercial Meir llena de impresionantes edificios que hacen gala del gran poderío económico de la ciudad en el pasado, la Catedral de Notre Dame, la Iglesia de San Carlos Borromeo, el Castillo de Steen y la Grand Place o Grote Markt en flamenco, cuyo ayuntamiento se encontraba en obras aunque cubierto por una lona bastante apañada. Ese fue precisamente el punto negativo: las obras. Prácticamente no había monumento sin andamio y eso deslució un poco la visita. En cualquier caso, disfrutamos mucho la estancia y nos encantó pasear por las calles, fijándonos sobre todo en las farolas que había en las esquinas de las casas del centro, pues esconden una curiosa historia: Antaño, si la familia residente ponía la figura de una virgen o santo en la esquina de la casa, el ayuntamiento les regalaba una farola con luz.

Antes de marcharnos, pasamos por la estación de tren que es una maravilla al la altura de la “Ciudad del Diamante” y es que por Amberes pasan más del 80% de los diamantes en bruto del mundo.

Ya de vuelta a Bruselas, quisimos ver la Grand Place de noche, tan espectacular como de día. Después, tomamos unas cervezas en Delirium, un sitio famoso por sus más de 500 variedades (yo me pedí una de lychee por 3,50€). Para cenar, nos dejamos llevar y acabamos en un sitio llamado The Open, donde probamos la carbonada flamenca (un estofado de carne de la zona), platos tailandeses, distintas tartas y bebida saliendo por 70€ cada pareja.

Día 3: Gante y Brujas

Después de desayunar, aprovechamos el 50% de descuento que hay los fines de semana en los billetes de tren por todo el país para visitar Gante y Brujas. Ambas ciudades están a 50 y 100 km respectivamente de la capital, y nosotros decidimos hacer una pequeña trampa para ahorrarnos unos euros ya que en Bélgica, como en muchos países de Europa, no hay tornos para pasar en las estaciones: Cogimos los billetes i/v Bruselas – Brujas (15,60€/pax) y, si no pasaba el revisor, la idea era bajarnos en la parada de Gante. Allí pasaríamos la mañana y después, con el mismo billete, continuaríamos para pasar la tarde el Brujas. 2×1.

El tren saló de Bruxelles Nord a las 10:50 y en 30 minutos llegamos a Gante. De ahí al centro fuimos andando otros 30. Una vez allí, callejeamos visitando todos los puntos de interés que os detallé en este post, aunque sin entrar más que a algunas iglesias.

Hacía un día espléndido y había un ambientazo universitario y juvenil a las orillas de los canales Grasleslei y Korenlei , así que no se nos ocurrió mejor plan para comer que coger un par de pizzas (20€) y tomárnoslas allí mismo como lugareños. Antes de ir de vuelta a la estación, paramos a tomar unos chocolates calientes (7€) en Galgenhuis, la cafetería más pequeña de la ciudad.

Cogimos el tren hacia Brujas a las 16:00 y a las 16:20 estábamos allí. Esta vez pudimos ver puntos de interés prácticamente desde que salimos de la estación, como los estanques y el Beaterio. Después tuvimos callejeando y enamorándonos de cada rincón, puente o esquina: Un cuento.

Aprovechamos también para comprar chocolate belga en The Chocolate Line, la tienda del maestro chocolatero más famoso del mundo donde compramos una cajita de 8 bombones de originales sabores por 9,50€. Eso no nos quitó las ganas de tomamos un gofre en Chez Albert, el mejor de la ciudad (4,50€).

El resto de la tarde lo pasamos entre la Grand Place y la Plaza Burg, donde está la Basílica de la Santa Sangre, famosa por albergar una tela con supuesta sangre de Cristo. Me gustan mucho estas cosas pero por desgracia me quedé sin verla al estar ya cerrada.

Queríamos ver la ciudad de noche así que antes de que oscureciera cenamos en Ellis Burger unas hamburguesas muy ricas. Con postre y bebidas, pagamos 41€. Y sí, ya con el estómago lleno, pudimos dar un paseo de cuento por las calles vacías e iluminadas.

Cogimos el tren de vuelta a las 21:58, y tardamos esta vez una hora a Gare du Nord, yendo directos al hotel tras aquel día tan intenso como ameno.

Día 4: Bruselas y vuelta a casa

Teníamos el vuelo a las 17:00, así que nos levantamos pronto para aprovechar el día. Desayunamos en el hostel y dejamos las maletas en consigna. Después, decidimos acercarnos a ver por fuera un edificio majestuoso que nos estuvo llamando la atención todos esos días. Resultó ser la Iglesia Real de Santa María.

Siguiendo el paseo, fuimos hasta el Palacio Real para verlo por fuera y continuamos hasta los bonitos jardines de Mont des Arts. Allí tuvimos la suerte de presenciar cómo daba la hora el precioso reloj con estatuillas de personajes históricos del país.

Caminamos de nuevo al centro y no pudimos evitar tomarnos un último gofre junto al Manneken Pis antes de coger el metro (2,10€/persona) hasta el Atomium, el emblema de la ciudad, poniendo la guinda a este intenso pero aprovechado viaje.

Nuestro amigo “belga” nos recogió por la zona en su coche, paramos en el hostel a por las maletas y nos dejó de nuevo en el aeropuerto de Zaventem a tiempo para el vuelo, aunque luego Ryanair nos hizo esperar bastante más.

Como veis, no pudimos sacarle más jugo a nuestra breve visita al país. Para mí, 3 días serían lo ideal para ver sin prisas Bruselas (en este post detallo cómo hacerlo en un día), Gante y Brujas, pero si se cuenta con más tiempo, sin duda hay que incluir la visita a Amberes y otras ciudades históricas como Lovaina o Malinas.

Espero que os haya gustado esta escapada express.

PRESUPUESTO

Vuelos: 70,34€/persona (Ida 36,79€/ en Brussels Airlines, vuelta 33,55€/pax en Ryanair con 1 maleta de mano)

Hotel: 85,49€/ persona (Total: 170,98€)

Comida: 96,85€/ persona (Total: 193,70€)

Transporte: 16,65€/persona (Total: 33,30€). Aquí ahorramos un pico gracias a nuestro amigo.

TOTAL: 271€/ persona.

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