Budapest es una de las ciudades a las que volvería aunque sólo fuera a comer. Así, como lo leéis. La gastronomía húngara no es de las más conocidas en Europa pero sin ninguna duda está llena de deliciosos (pero calóricos) platos que se pueden disfrutar en restaurantes tradicionales, puestos callejeros, y pubs más modernos a un precio de lo más ajustado. Tradición y vanguardia se dan la mano gastronómicamente hablando en una ciudad que pone mil planes a vuestra disposición, siendo una de las más completas del viejo continente. ¿Queréis conocer estas delicias?
Las sopas de Bors Gasztrobar
Voy a empezar fuerte: Con la estrella del viaje. No se trata de un plato típico en sí, pero sin duda las sopas tanto dulces como saladas de Bors Gasztrobar se han convertido en toda una institución (y las baguettes sin me apuras, también). Se trata de un pequeño bar con una atmósfera que combina el hip-hop y Star Wars llevado por un grupo de jóvenes que preparan la comida a cara vista lanzando de cuando en cuando gritos de guerra. Buenrollismo total. Tienen una pequeña carta fija con prietas y crujientes baguetes de sabores muy originales y otra de sopas calientes saladas y dulces que va cambiando según la inspiración del chef. Para que os hagáis una idea, en los días en los que estuvimos allí probamos sopa fría de chocolate, chili, coco rallado y gotas de chocolate blanco, sopa de cheesecake, con gelatina de caramelo y sopa de calabaza, pollo, crema agria y semillas de amapola. Casi nada.
Mákos tészta
A los húngaros le encantan las semillas de amapola y se las echan a muchísimos platos. También les encanta la pasta, así que uno de las comidas que me parecieron más curiosas fue el Mákos tészta, que consiste en pasta con semillas de amapola y azúcar glas. Es arriesgado, pero tiene su punto. Aquellos a quienes os guste la combinación dulce-salado no debéis dejar de probarlo.
Kürtőskalács
Un dulce muy típico de la zona que también probé el Praga con el nombre de trdelník. En Hungría, el kürtőskalács es una masa dulce que se enrolla a un cilindro caliente mientras se hace al fuego para después espolvorearlo con azúcar y canela para finalmente comerlo calentito. Puedes incluso añadir más toppings o rellenarlo de chocolate o helado, pero de la forma tradicional está buenísimo.
Por su forma, se les conoce popularmente como “pasteles chimenea” y podéis encontrarlos en multitud de puesto callejeros.
Oca
Otra cosa que le encanta a los húngaros es la oca. Como en España el cochinillo o la paletilla de cordero, allí no hay gran celebración que se precie sin este animal. De hecho, un popular dicho húngaro dice algo así como “Quien no come oca el 11 de noviembre (San Martín), pasará hambre durante todo el año”. La toman asada, con un toque de naranja y patatas, pero sin duda el plato estrella es el hígado (o foie, más mentalmente digerible) frito.
Langós
Otro plato que también es popular en países vecinos es en langós,. Hablamos de una masa de churro frita, redonda y plana, a la que se añade tomate, queso y, si se quiere, algún embutido o crema agria. La versión húngara de la pizza.
Debreziner
Son salchichas pero con un toque picante. En cuanto a sabor me recuerdan el chorizo criollo argentino. Os recomiendo muchísimo en bar TöLTó, el barrio judío. No solo probaréis unas espectaculares salchichas de cerdo o incluso hasta de carne de jabalí o ciervo, sino que además los acompañan con ingredientes de lo más curioso convirtiéndolas sin duda en perritos calientes de autor. Nosotros las probamos salchicha de jabalí y shitake con salsa chinkiang, wakame y esponja de espirulina y salchicha de pollo, lima y jengibre con salsa ponzu, rabanitosy dados de coco y cilantro. No digo más.
Paprikás Csirke
El pimentón (paprika) es un ingrediente muy usado en el centro-este de Europa y en Hungría concretamente son varios muy comunes que tiran de él. Comenzamos con el pollo paprika, para el se cocina a fuego lento taquitos de pollo, cebolla picada, ajos, tomate y pimentón al que finalmente se añade crema agria, quedando una salsa deliciosa. Normalmete se acompaña de nokedlik, una pasta tipo gnoccis aunque más bien por aspecto parecen palomitas de Risi. Un plato contundente pero delicioso.
Goulash
Quizá el plato más representativo de Hungría. Para quien no lo conozca, es caldoso estofado de carne, patata, zanahoria y pimentón, un plato genial para sobrellevar las gélidas temperaturas en los meses de frio. Si tenéis ocasión, os sugiero que probéis el que viene servido dentro de un pan de hogaza.
Töltött kaposzta
¿Unos canelones húngaros? Podría ser. Con hojas de repollo cocidas, hacen una bola que se rellena de arroz, carne picada con pimentón y otros ingredientes. Hace un par de siglos, se solía decir que la carne y el repollo eran como el escudo de armar de Hungría, y es que ningún otro plato se servía con tanta frecuencia como este.
Dobos Torta
Terminamos la ruta con un postrecito, pero no cualquiera, sino la tarta favorita de la mismísima Sissi Emperatriz. Se dice que cuando estaba en Budapest, se pasaba con frecuencia a la cafetería Ruszwurm, cerca del Bastión de los Pescadores en la colina de Buda, a por un trozo de su tarta favorita: Dobos Torta. Se trata de 5 láminas de esponjoso bizcocho y crema de chocolate recubiertas con caramelo. Es un “must” de la ciudad por este motivo, pero aunque está buena, a mí personalmente me gustó más la milotai mézes grillázstorta, de miel, nueces y caramelo.
¿Qué os ha parecido este recorrido foodie? Aunque llama la atención el poco uso de verduras e ingredientes frescos, no se puede negar que la húngara es una gastronomía de sabores intensos y que hay bastante cultura culinaria que las nuevas generaciones respetan y a la que dan una vuelta de tuerca a juzgar por la cantidad de restaurantes regentados por jóvenes que combinan la tradición con las nuevas tendencias. No dejéis de perderos por el barrio judío para hacer vuestro propio ranking de este tipo de sitios aunque si queréis ir a tiro hecho, os recomiendo el Drum Café: Infinidad de platos típicos con carta en la foto, lugar agradable y precios geniales.
¡A comer!