Excursión a Súzdal desde Moscú: Cómo hacerla por tu cuenta

Esta es la historia de cómo dos “inconscientes” abandonaron Moscú por un día y se internaron en una Rusia más profunda que la que habían conocido hasta el momento. Sin agencias ni intermediarios pero con diversas anotaciones e información que habíamos recogido de internet, preparamos nuestro viaje a la localidad de Súzdal in situ y os lo contamos esperando que os sea de ayuda si os decidís con esta aventura. Comencemos.

Súzdal es una de las ciudades que conforman el famoso “Anillo de Oro” de Rusia, un conjunto de villas con numerosos monumentos considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Visitar alguna de ellas partiendo desde Moscú es una oportunidad inmejorable para conocer una Rusia más rural y aunque la mayoría elige por cercanía la ciudad de Sergiev Posad, a 75 km de Moscú, nosotros y nuestro espíritu aventurero decidimos ir un poco más allá y visitar Sùzdal que, si bien no es la más accesible, si es probablemente la más auténtica y completa de las villas del circuito.

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Las murallas del Kremlin de Súzdal rodeando el Monasterio del Salvador y San Eutimio

¿Cómo llegar?

Antes de partir a Rusia ya había buceado por decenas de blogs en busca de información sobre cómo llegar a la ciudad y tenía claro que primero había que coger un tren hasta Vladimir y después un autobús que nos dejara en Súzdal, pero todo lo que había leído en cuanto a precios y horarios no tenía absolutamente nada que ver con la realidad y de aquí nace mi primer consejo: Por mucho que leáis y planifiquéis, os va a dar igual. Por supuesto que recomiendo llevar una idea general de cómo llegar hasta allí y qué es lo que hay que visitar, pero no vayáis con un horario e itinerario cerrado.

En primer lugar, aconsejo que os paséis por la estación de  tren Kursky Vozkal en Moscú al menos el día de antes del viaje para comprar los billetes. La parada de metro es Kurskaya y la estación de tren está en el nivel superior.  Id con la idea de que al menos emplearéis una hora en este trámite, porque aunque haya más de 30 taquillas y la mayoría de ellas con apenas 2-3 personas en la cola, las esperas en este país se eternizan por algún motivo que desconozco.

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La impresionante parada de Metro de Kurskaya, donde se encuentra la estación Kursky Vozkal

Ninguna de las taquilleras hablará inglés, pero podéis probar con alguna joven que quizá pueda tener unas mínimas nociones. Si tenéis internet en el móvil, el trámite se agilizará mucho usando el traductor; de no ser así, podeis hacer como nosotros y llevar escrita en ruso, bien a mano o bien en el móvil, la frase: “¿Cuánto vale un billete en clase turista de tren rápido a Vladimir sobre las 7 de la mañana del (día) y con vuelta a las 8 de la tarde?”. Así de rudimentario. Aun así es probable que tengáis dificultades, de hecho, yo tuve que desempolvar mi francés de Bachillerato para que una rusa residente en Toulouse nos echara una mano para terminar de entendernos con la taquillera.

 El tema es que hay varios tipos de trenes, pero lo principal es evitar el local que para en todos los pueblos y tarda cerca de cuatro horas. El bueno es el express, que os dejará en Vladimir en 1 hora y 50 minutos. Para que tengáis una referencia, a nosotros el total de la ida y la vuelta nos costó 1.175 rublos por persona (unos 18€).

Quizás a estas alturas ya comprenderéis por qué aconsejo ir en los días previos a comprar al billete. Imaginaos toda esta odisea a contrarreloj el mismo día de la excursión.

Cuando llegue el día D, no tendréis más que subir a los andenes y enseñarle a cualquier trabajador el billete. Con el lenguaje de signos os indicará dónde está vuestro tren en el que pasaréis las dos próximas horas.

Una vez en Vladimir, deberéis dirigiros al edificio que está justo enfrente de la estación de tren, que es la de autobuses. En la planta superior podréis comprar el billete de ida Súzdal por 86,50R. Los autobuses tienen una frecuencia de media hora.

El trayecto dura 45 minutos que probablemente tendréis que pasar de pie. Primero parará en medio de la nada o lo que es lo mismo, en la estación de autobuses de Súzdal. Veréis que hay gente que se baja, pero debéis permanecer dentro. El conductor pasará a recoger un suplemento de 18R por persona y os dejará en la Plaza Lenin, el corazón del pueblo.

¿Qué ver?

Desde la Plaza Lenin hay mucho que ver en todas las direcciones y no es ninguna locura simplemente dejarse llevar e ir recorriendo el pueblo tranquilamente, ya que no tiene ninguna pérdida.

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La estatua de Lenin presidiendo la plaza principal

Si vais hacia la derecha, llegaréis al Kremlin de Súzdal, que alberga el Monasterio del Salvador y San Eutimio, ambos considerados Patrimonio de la Humanidad.

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Los rosados muros del Kremlin son una seña de identidad de la ciudad

Podéis bordear el muro y cruzar el pequeño riachuelo para acabar callejeando entre casitas con mucho encanto.

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Vistas del río Kameka y el Convento de la Intercisión desde el Kremlin
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El pueblo está plagado de caminos y casitas de cuento

Dese ahí, acabaréis acercándoos al Convento de la Intercesión, lugar en el que vivieron todas aquellas mujeres que fueron rechazadas por los zares.

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Un pequeño rincón del Convento de la Intercisión

En un agradable paseo siguiendo el curso del río, regresaréis al pueblo tras alcanzar el primer puente. El Monasterio de San Lázaro y Antipas será la siguiente iglesia que aparezca en vuestro camino.

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San Lázaro y Antipas, pequeño pero con mucho encanto

Subiendo la calle, llegaréis de nuevo a la Plaza Lenin pasando antes por el Monasterio Aleksandrovsky.

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El Convento Aleksandrovsky, nombrado así en honor a su fundador, el príncipe Alejandro Nevsky.

Probablemente a esas alturas ya sea  la hora de la comida. Parad en cualquiera de los puestos de la calle principal y degustad delicias rusas como el Pollo a la Kiev o los blinis dulces.

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El Pollo a la Kiev es un plato sencillo y delicioso que gusta a todos

Siguiendo la calle Lenin en el sentido opuesto al de la mañana, llegaréis a la flamante Catedral de la Natividad, uno de los emblemas del pueblo.

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¿La Mansión de Fantasía? ¿El Palacio de Aladdín? No, es la Catedral de la Natividad

El paisaje de los alrededores no puede ser más idílico: Campos verdes bañados por el río Kameka, coloridas flores y las reproducciones de casas de madera rusas tan características de la zona desperdigadas aquí y allá.

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La ciudad tambíen es un museo de la arquitectura en madera
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Estas construcciones pretenden reflejar el modo de vida de los campesinos
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Preciosa estampa de uno los muchos monasterios que plagan el pueblo: La Iglesia del Profeta Elías

De vuelta al centro, podéis pasar por los pequeños mercadillos artesanales y probar la medovuja, una bebida a base de miel típica de la zona.

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En los mercados locales podréis  comprar souvenirs fabricados en madera y probar la medovuja

Terminad el paseo en la Plaza del Mercado y regresad andado por el mismo camino por el que en la mañana os trajo el autobús. Supuestamente éstos paran en la misma plaza, pero viendo que no lo hacían tuvimos que poner de nuevo en marcha la maquinaria mental. Como nadie hablaba ni una sóla palabra de inglés,  me arranqué con el ruso usando una de las pocas palabras que, gracias al cielo, tenía  grabadas a fuego en la memoria: Marshrutka (autobús). «Marshrutka Vladimir» fue la célebre frase que nos alumbró al camino hacia la estación. Por suerte, pudimos ahorrarnos la caminata parando un autobús que se dirigía hacia allí y finalmente cuando llegamos, pudimos comprar el ticket de vuelta a Vladimir. Intentad ir con tiempo y evitaréis sustos; si llegáis demasiado pronto a Vladimir podéis aprovechar para dar una vuelta por la ciudad o por los alrededores de la estación, donde probablemente veréis auténticas joyas ferroviarias. Nosotros pasamos un buen rato entretenidos.

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Los trenes rusos son dignos de museo

Esta  vez no habrá dudas para saber cuál es el tren a Moscú. La estación es pequeña y a la hora indicada aparecerá el tren en el andén correspondiente. El trayecto de vuelta fue algo más largo, pero en ningún caso por tiempo y calidad se parecerá al tren local.

Espero no haberos asustado con tanto inconveniente porque lo que pretendo con esta historia es fomentar el espíritu aventurero e intentar que las dificultades o dudas que os puedan surgir no os priven de conocer lugares increíbles. Ya solo por las anécdotas que surgieron desde la preparación, la excursión resultó ser una experiencia inolvidable. La sensación de estar en una Rusia menos turística habiéndolo hecho por tu cuenta y superando todo tipo de trabas es impagable, la salsa de un viaje.

Resumen y consejos

  • Desde Moscú, hay que coger un tren rápido en la estación de Kursky Vozkal hasta Vladimir y después un autobús a Súzdal.
  • Acercaos a la estación  de tren Kursky Vozkal (Metro Kurskaya, L4) al menos el día de antes para comprar el billete.
  • Llevad escritas en ruso las palabras “Moscú” (Москва), “Vladimir” (Владимир) y “Súzdal”(Суздаль). Podrán sacaros de algún apuro.
  • En la misma linea que lo anterior, recordad esta palabra mágica en ruso: marshrutka (autobús).
  • Tomad siempre como referencia la Calle Lenin (Lenina Ulitsa), la arteria del pueblo.
  • Tened claros los puntos turísticos pero dejaos llevar mientras paseáis.
  • No dejéis de probar la medovuja, la bebida local.
  • Siempre, siempre id con la mente abierta. Al final todo el mundo se entiende y todo se soluciona.

 

 

 


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