Mis 10 bocados de 2023

Otro año más que he disfrutado de mi otra gran pasión: La comida. Aunque por fin después de unos años puedo añadir toques internacionales, he de confesar que hay mucho Madrid en este post. Es lo que tiene vivir en una de las ciudades o comunidades con una gastronomía más TOP, tanto propia como importada nacional e internacionalmente.

Sea como fuere, aquí os dejo los 10 platos que más me han sorprendido en 2023.

¡Qué ganas tenía de probar este producto típico de la gastronomía catalana! Desafortunadamente, en Madrid no es nada común pero dimos con algún sitio en el que se servía y uno de ellos nos quedaba cerca de casa, así que allí fuimos a disfrutar de una magnífica calçotada.

Para quien no lo sepa, los calçots  son unos vegetales parecidos a los puerros que se hacen a la brasa, se pelan ligeramente y se mojan en salsa romesco (de tomate, ajos, ñora, almendras, nueces, avellanas, pan y aceite de oliva). Sencillo pero delicioso.

Además, en el menú de la calçotada también nos entraba ensalada, pa amb tomaquet i embotits (pan con tomate y embutido), butifarra y pollo a la brasa, crema catalana y una deliciosísima tarta de queso.

Ojala repitamos en 2024.

Entre mi círculo es común regalarme o regalarnos experiencias gastronómicas y en Pilar Akaneya vivimos una muy especial. Se trata del primer sumibiyaki (barbacoa japonesa) de Madrid, que además es uno de los 5 restaurantes de Europa que sirve wagyu certificado como Kobe Beef (ternera japonesa de Kobe) y el primero también en continente en servir Crown Melon japonés. Hay varios menús y probamos el Akaneya.

Comer cocinando o terminando el plato en tus propias brasas al estilo japonés es ya toda una experiencia. El ambiente era súper envolvente, el personal muy atento y la comida, muy especial. Nos sacaron distintos platos como sopa, gyozas, yakisoba, gambas y hotpot de verduras y setas antes de pasar a los distintos cortes de carne. Todos estaban exquisito pero sin duda me quedo con el Wagyu Karubi, que son cortes de la parte de pecho de esta raza japonesa tan codiciada: No he probado carne igual en mi vida, mantequilla pura.

Recomendadísimo si sois fans de la cultura japonesa o foodies con ganas de algo súper auténtico (Ah, y tienen inodoros al estilo japonés).

En 2023 llegó por fin mi soñado viaje a Egipto en el que disfruté como una enana. Comimos bien, pero por lo general nada espectacular ya que la mayoría de las comidas las hicimos en el crucero y cuando estábamos en tierra queríamos ver tantas cosas que comíamos donde nos pillaba y lo que hubiese, pero hubo un día y unos platos que no se nos borrarán de la memoria por lo bueno que estaba todo y por las insuperables vistas: El desayuno en Khufu’s. Este restaurante está dentro del recinto de las pirámides de Gizah, por lo que es necesario pagar la entrada para poder llegar a él. Hace poco que ha abierto y, al menos cuando nosotros fuimos, había poquísima gente para la que se espera de un lugar tan diseñado al detalle en esa ubicación. Fuimos varios los que dijimos que allí tenía que haber peleas por las reservas y nada que ver, seguramente porque la mayoría de la gente visita las pirámides en grupo y con guía y los horarios en esos casos son muy estrictos sin la posibilidad de dejar tiempo para disfrutar de esta maravilla. Si es vuestro caso, en el supuesto de que no tengáis reservada después la excursión a Memphis y Saqqara, que suele ser lo típico, y tengáis tiempo libre os recomiendo muchísimo comer aquí.

Fuimos 6 personas e hicimos un brunch pidiendo varios “Khufu’s Breakfast Platter” (incluía fava, que es como un hummus de judías, huevos, falafel, patatas fritas especiadas, berenjena ahumada, mermeladas caseras y selección de panes). También pedimos tortillas con falafel egipcio, huevos duros envueltos en masa de falafel con berenjena ahumada y pimientos y distintos zumos de frutas y cafés. Fue tal el despliegue que acabamos compartiendo todo y  tocamos a 17€ por persona.

No olvido especialmente esos panes (en Oriente Medio son unos expertos en eso) y las mermeladas caseras, concretamente la de naranja con canela.

No es la primera vez que aparece aquí un plato de este restaurante y es que es uno de nuestros lugares de cabecera para celebraciones especiales. Es una cocina de altísimo nivel con propuestas siempre sorprendentes que van cambiando, como esta ensalada de cactus con tomate, melón, queso de cabra a la plancha, almendras y vinagreta de miel. Combinación deliciosa.

Tampoco es la primera vez que pruebo el cactus pero sí otro que no fuera nopal y me sorprendió muchísimo el sabor suave y refrescante y la textura crujiente. Un platazo.

A falta de mi tan perseguido viaje a Nápoles, este año he descubierto aquí cerca el sitio en el que he probado las mejores pizzas de mi vida hasta la fecha: Doppio Zero. Es un local informal con horno de leña y dueño italiano que abrió el pasado año en Fuenlabrada y ya se ha convertido en uno de mis must. Las combinaciones son muy acertadas y la masa, bien trabajada y nada pesada.

De locura la “A Mortazza” con queso fiordilatte, provola, mortadela siciliana y pistacho (a mí todo lo que lleve pistacho me gana) y muy recomendable también la “Amatricciana” con tomate San Marzano, panceta cruijente, lascas de parmesano, pecorino, orégano y aceite EVO, aunque cualquiera que pidáis estará espectacular. Además, cada mes tienen novedad.

Uno de los viajes nacionales que hice este año me llevó a la ciudad de Valencia, que viene pegando fuerte los últimos años en lo que a gastronomía de vanguardia se refiere. Aunque cayó más de un arroz, no dejamos de probar sitios originales y el que más nos gustó fue Canalla Bistro, un restaurante de estilo, decoración y propuestas bastante similares a la cocina de Dabiz Muñoz.

El plato que nos enamoró fue el «curry rojo de carrillera de cerdo estilo canalla con setas y coco». Una delicia el sabor y muy cuidada la presentación. La carne se deshacía en la boca que casaba muy bien con potente gusto de la salsa.

El postre, la torrija caramelizada con helado de mantecado, estuvo a punto también de quitarle el puesto al curry en el ranking, muy distinta al ser muy crujiente por fuera y cremosa por dentro. No dejéis de pedirla si os dejáis caer por allí.

Y hablando de torrijas, os presento a la mejor del mundo mundial: La famosa torrija del Café de Oriente que enamoró al Papa (pidió la receta para el Vaticano cuando la probó). Se trata de un pan estilo brioche frito (y también bañado) en toffee, acompañado de cristal de pimienta y helado de vainilla.

Soy una catadora profesional de torrijas originales y os prometo que no hay ninguna igual. Llevaba años detrás de ella y ya tuve una visita frustrada al Café porque sólo la hacen en horario de cocina, pero este año se dio la casualidad de que la cena de Navidad de mi empresa se celebró allí y tuve la suerte de probarla tanto en la visita del espacio como en el menú navideño. En 2024 vuelvo a por ella seguro, ya tengo varios candidatos a acompañarme.

Un domingo quisimos ir a comer algo de picoteo sin reserva y me acordé de un restaurante que tenía anotado en el Mercado de San Antón: La Barra del Comercial. Comimos tan bien que quisimos volver otra vez más adelante en el año pero nos encontramos con que había cerrado. No obstante, no puedo dejar de incluir la comida de ese día en esta review porque nos encantó.

Nuestro plato favorito fueron las patatas bravas con alioli de vermut, una pasada. Eran muy distintas a todas las que había probado, con un toque dulzón. La ensaladilla (con muchas gambas al ajillo) estaba espectacular también, de hecho es la mejor que haya comido seguro.

Valencia también está siendo muy viral en Instagram por sus ricas pastelerías. A pocos foodies no nos habrán salido publicaciones de la Pastelería Ioan con sus croissant rolls rellenos (decir rellenos es poco) de pistacho o sus descomunales donuts con mil sabores como Snickers, Reese’s o Lotus. Durante mi visita a la ciudad también probé y aluciné con el tamaño y el sabor, pero tengo que decir que el premio al mejor dulce que comimos en la capital del Turia se lo lleva Lambert Pastelería Francesa, el de crema de galleta Dinosaurios o el de yema quemada, tanto da.

Un bocado dulce de 10.

En Grecia pasa que ningún plato es especialmente rompedor pero todos están deliciosos. No en vano, la griega es una de mis gastronomías favoritas. En verano tuve la suerte de poder volver a este maravilloso país y disfrutar de todos sus platos típicos. Todos los que cominos, ya fueran de carne, pescado o sus famosas ensaladas, nos encantaron pero me quedo con mi plato griego favorito: Langostinos y mejillones saganaki, que esta vez degustamos en la taberna Yiannoulis en Parikia, la capital de la isla de Paros.

En el estilo «saganaki«, el marisco elegido se cocina con ajo, cebolla, pimientos, salsa de tomate y queso feta. Para mojar pan y repetir.

De nuestro periplo por el país heleno no quiero olvidarme del mejor gyros (el kebab griego) de mi vida en Yankos, un take away en el puerto de la isla de Milos, del magnífico cordero al estilo Kleftiko (otro de nuestros favoritos) que probamos en al taberna Nikko’s en Naxos ni de las tortitas sin gluten con crema de almendra, plátano y chocolate negro en el restaurante Almond de Naoussa, en Paros.

Como veis, este año ha estado a la altura de los anteriores y aún así me dejo muchos otros sitios por mencionar entre los que destaco la nueva hamburguesería Aborigen en Colmenar Viejo y su hamburguesa Guakanda (con guacamole y torreznos), los perritos calientes sin salchicha con originales rellenos de Döggo y la cocina georgiana del restaurante Kinza, donde por fin pudimos probar tras tiempo detrás el famoso Kachapuri.

Espero que a finales de este 2024 que ahora empieza os traiga muchos ricos bocados más.


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