Balance viajero de 2019

¿Cómo calificar este 2019 que toca a su fin? Sin lugar a dudas ha sido un año de lo más peculiar, RARO, y el menos viajero de los últimos. En enero, se perfilaba como uno lleno incertidumbre pero en el que, con suerte, se podrían resolver por fin unas cuantas cosas que llevo demasiado tiempo arrastrando y que ya comenté en los balances de 2017 y 2018. Bueno, pues ya os adelanto que no termino de rematar.

Sorprendentemente, varias de aquellas incertidumbres, sobre todo en lo laboral, desparecieron de un plumazo en la primera quincena del año. Eso permitió que pronto pudiera ir adelante no sólo con el GRAN VIAJE, sino con otra escapada que tenía en mente.

Tras un breve periodo de cierta calma, 2019 empezó a hacer extraños. Esperas, dudas, incertidumbres, falsas esperanzas, noticias horrorosas, ilusiones frustradas, abruptos cambios de guion, situaciones incómodas y estrés para dar y tomar. Ha habido momentos muy, muy duros, de los peores de mi vida, pero afortunadamente, seguimos hacia delante.

A pesar de todo esto, parece que termino el año como lo empecé, aunque no de forma tan categórica: Con noticias positivas y esperanza. Se podría decir que 2019 se ha resuelto en sus primeros 15 días y en sus 15 últimos… y el resto ha sido mantenerse a flote como se ha podido. Los viajes han sido reflejo de todo esto y, sin duda, un faro entre tanta marejada. Al principio me daba con un canto en los dientes si conseguía el veraniego y la primera escapada pero luego quise más y, como el resto del año, pareció que no pero luego sí, y cuando parecía que sí, fue no. De cualquier forma, los que han sido, HAN SIDO, en mayúsculas.

Bélgica

Mi gran pendiente en Europa. Me llamaba muchísimo la atención y llevaba años queriendo visitarla pero no llegaba…. ¡Y parece mentira con la de vuelos baratos que hay y el poco tiempo que se necesita para armar una ruta bastante completa! Pues bien, a finales de marzo por fin llegó el momento y en sólo 3 días exprimimos los principales atractivos del país visitando Bruselas, Amberes, Gante y Brujas.

La capital me pareció muy cuca, pequeña y con la plaza más bonita que he visto jamás. Gante, una ciudad de arquitectura deliciosa y un ambiente universitario estupendo, y Brujas, un cuento. La nota más negativa la puso Amberes, ya que nos la encontramos llena de obras. En definitiva, un país con mucho jugo y que recomiendo muchísimo para una escapada.

Cádiz

El verano comenzaba y hacía mucho tiempo que no tenía vacaciones de estas características y, aunque soy más de movimiento, reconozco que me vinieron estupendamente estos días de relax absoluto: playa, paseos, lectura y buen comer.

Ya había estado en la provincia pero os juro que la playa de La Barrosa en Chiclana de la Frontera me ha encantado. Me parece el lugar ideal dentro de España para pasar unas vacaciones así y estoy segura de que repetiré. Además, aproveché la ocasión para hacer una paradita en Sevilla, una ciudad que me encanta y a la que me apetecía mucho volver.

Cuenca

“¿Pero cómo te vas tan lejos? ¿Por qué no vais, por ejemplo, a Cuenca?” Esta es la frase que siempre me dice mi abuela cuando le anuncio un nuevo destino y al fin este año le he podido dar el gusto. Buscábamos un sitio cercano a Madrid en el que poder desconectar un fin de semana a mediados de verano para que la espera del gran viaje no se nos hiciera tan larga. Cuenca nos encajó perfectamente. Teníamos ganas de campo, de naturaleza, de hacer rutas en bici, de mojarnos los pies en un río y de comer bien. Todo ello lo encontramos allí. El centro histórico nos pareció espectacular y también aprovechamos para conocer el nacimiento del rio Cuervo y el Ojo del Diablo.

Canadá

¡Qué viaje! Como ya os he comentado en otras ocasiones, era un destino que estaba en mi lista de sueños pero no en lo más alto… No obstante, en una primera batida de posibles viajes para hacer en dos semanas, vi un ofertón y aunque luego ni lo aprovechamos ni pudimos ir en esas fechas, ya no pude pensar en otro lugar ¡Y qué gran acierto! Fue un viaje diferente, único y en el que no paramos de quedarnos boquiabiertos con cada cosa que vimos. Cada cascada, cada lago, cada trekking, cada glaciar, cada montaña era más espectacular que la anterior y os aseguro que para nada se hace monótono ni aburrido. Allí además encontramos un tipo de turismo muy sano y respetuoso, una forma de vivir muy plácida y un montón de cosas que no esperábamos ver.

El único punto negativo, por decir alguno, fue la comida. Canadá no es conocida por su gastronomía y también nos vimos obligados a comer de tuppers y bocadillos mientras hacíamos las excursiones durante el día, pero tengo que decir que también tuvimos nuestros momentos foodies y comimos muy bien, aunque sin alardes, los días que lo hicimos en restaurantes.

En definitiva, vine enamorada, plena y realmente sorprendida de que me gustara tantísimo. Además, con una planificación muy exhaustiva que ya he detallado y seguiré detallado en varios posts, quedó un viaje redondo en todos los aspectos.

Galicia

Tenía una cuenta pendiente. Ya había estado varias veces por esas tierras pero este año tenía que volver para reencontrarme con mi mejor amiga, a la que hacía más tiempo de la cuenta que no veía. El viaje simplemente estaba orientado a estar con ella, pero por supuesto se afanó en enseñarme pequeños paraísos escondidos de su zona, al final de la Ría de Arosa. El tiempo, además, acompañó. Paseamos por playas desiertas, vimos atarcederes de infarto, visitamos pueblecitos pesqueros con mucho encanto, descubrimos algún que otro enclave sorprendente, dimos buena cuenta de la deliciosa gastronomía y disfrutamos de la decoración navideña más bonita que he visto en nuestro país y que este año está dando mucho que hablar: la de Vigo. No tardaré (tanto) en volver.

 

Como véis, bastante más turismo nacional que el de costumbre, al que hay que añadir dos amenas escapadas de día con amigos a Toledo y Talavera de la Reina. Para nada reniego de mi país, de hecho pienso que España es preciosa, riquísima y variada, pero como poco me queda por conocer por estos lares, soy de las que prefiere mientras pueda ir más lejos y descubrir otras culturas, por eso confieso que este año me ha faltado rematar. Tengo tantas ganas, tanta hambre por conocer, experimentar y observar todo lo que este planeta tiene que ofrecer que, aunque me siento muy afortunada por poder en mayor o menor medida seguir haciendo lo que más me gusta, es imposible no sentir ese gusanillo viajero retorciéndose en mi interior cada vez que tengo la perspectiva de días libres. Pero, como dice mi abuelo:“las cosas son como son, no como nosotros queremos que sean”. Aunque los más optimistas rebatirán esta frase, creo que mi gurú tiene razón. Siempre hago y haré todo lo que esté en mi mano para continuar disfrutando de mi pasión, pero no siempre las circunstancias acompañan y tengo que aprender a digerirlo mejor.

Sea como fuere, debo estar agradecida, y de verdad que lo estoy, por poder seguir un año más sumando en este sentido y más después de los reveses sufridos, pero lo que más agradezco es de contar con salud y fuerzas para disfutar y afrontar lo que venga, aunque a veces parezca que éstas abandonan.

Vamos a ver qué depara 2020… Sueños hay y mi parte ya está puesta, así que espero contaros cosas muy bonitas el diciembre que viene.

¡Feliz años a todos y gracias por acompañarme un año más tanto en mi día a día como a través del blog!

 

 

 

 

 

 

 

 


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