Una imagen de Komodo fue lo que prendió la mecha para que se empezara a gestar en mi mente el viaje a Indonesia en un futuro (ya pasado) próximo. Bali obviamente estaba en mi lista de sueños desde pequeña, pero más tarde se añadieron el templo de Borobudur y el volcán Bromo pero no fue hasta que vi en un blog una foto desde lo alto de la isla de Pulau Padar, en el Parque Nacional de Komodo, que me puse a recabar información sobre este país hasta que finalmente se dieron las circunstancias de visitarlo un par de años después.
La experiencia no fue todo lo idílica que había imaginado, primero, porque está bastante retirado de los puntos más turísticos de Indonesia y lo tuve que meter con calzador, pero no podía faltar en el itinerario. Segundo, porque por este motivo, entre otros, no pudimos pasar 2 noches en barco recorriendo el arqhicpiélago en la que, a mi entender, es la mejor forma de conocer la zona y tercero, porque la excursión que hicimos terminó por ser tan espeluznante que nos alegramos de no habernos decantado por esta opción. No obstante, tenéis que ir. Es el lugar más virgen y remoto en el que haya estado jamás, un lugar único en el mundo al que le queda poco para que se contamine con el turismo de masas… por eso quiero animaros a que lo visitéis antes de que así sea.
Viajamos nada más y nada menos que a las Islas Menores de la Sonda, entre las grandes islas de Java y Papúa.

¿Qué es el Parque Nacional de Komodo?
Es un pequeño archipiélago formado por las islas principales de Komodo, Rinca y Padar y cientos de pequeños islotes rodeados de arena blanca, aguas cristalinas y uno de los fondos con mayor biodiversidad marina del planeta, un paraíso para los amentes del buceo. Eso sí, solo se recomienda sumergirse teniendo cierta experiencia ya que las corrientes en la zona pueden ser bastante fuertes.
Por su localización, posee unas características geográficas bastante particulares que han dado lugar a una flora y fauna únicas en el mundo entre las que destaca sin duda uno de los animales más increíbles que existen: El dragón de Komodo, que habita exclusivamente en este archipiélago.
¿Cuándo ir?
Realmente cualquier época es buena pero la mejor es la temporada seca: de marzo a noviembre. Fuera de estos meses, las tormentas serán cortas y generalmente por la noche, pero disfrutaréis de un paisaje más verde.
¿Cómo llegar?
La forma más rápida y Komodo es ir en avión hasta el aeropuerto de Labuanbajo, en la isla de Flores. Hay vuelos directos desde distintos puntos de Indonesia, principalmente desde Bali, y el precio no suele ser económico si lo comparamos con el de trayectos de similar duración (1h) por la zona. Ronda los 140€ ida y vuelta. Hasta hace muy poco (2018) las aerolíneas indonesias estaban dentro de la lista negra elaborada por la Unión Europea, pero afortunadamente esta situación ha evolucionado favorablemente.
Otra opción es llegar en barco en una travesía de 2-3 noches desde Lombok a Labuanbajo, visitando varias islas y puntos de interés por el camino, que también se puede hacer a la inversa. Tened en cuenta que este viaje se hace en barcos de madera sin ningún lujo ni electricidad, durmiendo en colchonetas sobre la cubierta junto con otros viajeros (máximo 25) o en algunos casos, en “camarotes” privados pero igual de modestos. Seguro que es una aventura increíble y que me hubiera encantado realizar si aseguraran buen tiempo y buena mar, pero no está exenta de riesgos… por ello os recomiendo que os informéis sobre las medidas de seguridad del barco antes de elegir. El precio está a partir de los 180€/persona en cabina privada o 100€ en cubierta, incluyendo comidas, agua y equipo de snorkel. Podéis buscar información al respecto en agencias como Perama y Kencana, aunque siempre se obtiene mejor precio nogociando in situ.

¿Dónde alojarse?
El alojamiento en Labuanbajo no es tan abundante como en otros lugares de Indonesia, por este motivo la relación calidad-precio es bastante mala. El lugar preferido por la mayoría de los viajeros es Le Pirate, hotel limpio, nuevo, bien situado, con buenas instaciones, económico y con una piscina y restaurante en la azotea, pero hay que reservar con bastante antelación porque es de los primeros en llenarse. Yo no tuve suerte y me alojé en Mawar Hotel, muy básico pero correcto sin más. Lo elegimos por ser de los pocos que tenía piscina, pero resultó estar cerrada. Nos costó 49€ la doble con baño dos noches… Por menos de ese precio tuvimos hoteles espectacualres en otros puntos del país.

¿Qué hacer?
Si se llega hasta aquí, es para hacer un tour en barco por cuantas más islas mejor y, sobre todo, ver los dragones de Komodo. Para ello, tendréis que acercados a la calle principal de Labuanbajo y visitar las agencias para ver qué tours ofrecen. Si quieréis algo más personalizado y/o privado, basta con ir al puerto y negociar la ruta y el puesto con un pescador local. Están totalmente acostumbrados.
En agencias tendréis para elegir tours de medio, un dia o de varios con distintos itinerarios. El más común incluye la isla de Komodo para ver los dragones, Pink Beach (una de las 7 playas rosas del mundo), Manta Point para tratar de ver de cerca de estos magníficos animales y la isla Padar. Este tour puede costar alrededor de 500.000 IDR (30€) negociables.
Rinca y Komodo son las dos islas donde podréis ver los dragones y además del precio del tour en barco, tendréis que pagar importes adicionales para visitarlas, ya que las agencias no lo suelen incluir en el precio. Normalmente suele ser una cantidad de entrada a la isla que varía en función de si se visita sábados y domingos o entresemana (150.000 – 255-000 IDR) + una tasa turística (100.000 IDR) + una cantidad para ranger (80.000 IDR) que os guía durante la excursión, dividida por el nº de personas que vayáis en el grupo. El total suelen ser entre 200.000 y 350.000 rupias (12-23€). Con visitar una de las dos, es suficiente.

Pulau Padar es impresdindible para las vistas que os comenté al principio. Casi todos lo tours la incluyen, pero preguntadlo. En 2018 no tueve que abonar tasa para entrar a la isla, pero he encontardo información en internet de que cuesta 150.000 IDR por personas. Tenedlo en cuenta por si acaso.
Si tenéis tiempo y más días en la zona, no dudéis en visitar otras maravillosas y diminutas islas como Bidadari, Kalong y sobre todo, Kelor o Kanawa (en esta última también hay que pagar una tasa de 100.000 IDR, 6.30€), así como la lengua de arena Taka Makassar. Playas de ensueño, snorkel maravilloso y paisajes brutales.

Si sois aficionados al buceo y ya lleváis varias inmersiones a la espalda, puede que estéis pensando en sumergiros en esta delicia de aguas. Por las fuertes corrientes de la zona, se aconseja ser un buzo experimentado. Todas las agencias tienen más o menos los mismos precios pero para que os hagáis una idea, un tour con equipo, 3 inmersiones y comida está alrededor de unos 100-110€, a los que habría que añadir la tasa de entrada al parque. Si este es vuestro mundo, alucinaréis con manta-rayas, tiburones de punta negra, tortugas, corales…
Todos los barcos son muy muy básicos y similares, pero yo de verdad recomendaría que intentéis aseguraros del estado del mar y las corrientes antes de salir y, de ser posible, que el barco o el patrón tengan algún sistema de radio o comunicación.
Mi experiencia
Tenía claro que quería ir pero también que no me daría tiempo a visitar todo en un solo día. Descarté la idea del speedboat por precio (unos 60€ + las tasas de las islas), pero de haberlo sabido sin duda esa hubiese sido la opción elegida, más por seguridad que por otra cosa. Como todas las agencias tienen precios similares, nos dirigimos a la agencia Christian Komodo Tours por alguna recomendación que había leído, pero ya os adelanto que para nosotros la experiencia no fue grata. Pedimos que nos enseñara la foto de barco y nos pareció robusto. Finalmente, acordamos un tour para salir al amanecer del día siguiente y visitar Pulau Padar, Komodo, Manta Point y Pink Beach. El precio era de 500.000 IDR por persona pero lo rebajamos a 400.000 IDR (25€) e incluía comida y café y agua para todo el día.
Al día siguiente quedamos alas 5:00 de la mañana en la agencia y Christian nos acompañó al puerto. Allí vimos el barco, que estando a oscuras nos pareció más pequeño que en la foto… pero todos los de alrededor eran similares. Eramos un grupo de unas 10 personas de distintas agencias, y cada encargado dio a sus viajeros un pack distinto de comida. Los tripulantes eran dos jóvenes pescadores que no hablaban nada de inglés. Zarpamos amaneciendo y con mar relajado, tanto que hasta me quedé dormida. Todo cambió cuando llevábamos una hora de viaje. No había grandes olas, pero el mar parecía bastante agitado por las fuertes corrientes y nuestro CAYUCO, porque no tiene otro nombre, parecía un aorquito de papel zarandeado por las olas. Pasamos un rato horrible. Todos nos mirábamos con caras de circunstancias mientras la popa se ponía vertical al coger las olas de frente para luego hundirse dejando entrar litros y litros de agua. Mi novio, que no se inmuta por nada y echado para alante como ninguno, lo describe como la peor experiencia de su vida. Con lo bien que habíamos empezado….
Finalmente sorteamos el peor tramo y atracamos casi una hora después en la isla de Padar, no sin antes cruzarnos con un par de delfines por el camino, para que os hagáis una idea de dónde estábamos. Subimos andando a lo alto de la isla y disfrutamos de las magníficas vistas que tanto había soñado experimentar en primera persona, pero mentiría si dijera que la experiencia anterior no empañó la sensación. Estaba más preocupada por camino de vuelta que de disfrutar del momento. Por el mal estado del mar, ese día no era posible para ningún barco llegar a Komodo, así que los chicos del barco reorganizaron el itinerario enseguida. Nos perdíamos Komodo, Pink Beach y Manta Point, que dadas las circunstancias no nos importó, y nos encaminamos hacia Rinca. El trayecto tuvo algo de movimiento y algún que otro momento tenso, pero no tanto como a primera hora ya que no era tan a mar abierto. Llegamos a Rinca y ahí si que ya más tranquilos, disfrutamos mucho de la vista. Hicimos un trekking corto acompañados del ranger, que nos contó todo tipo de curiosodades de este peculiar animal y vimos varios ejemplares, incluyendo uno de los más grandes de la isla. Fue una suerte, porque al estar en libertad nunca te aseguran verlos, pero a unas malas siempre suele haber alguno cerca de la caseta de los vigilantes por el olor a comida.

De regreso al barco, comimos y nos dirigimos en un plácido trayecto a un muelle de madera en algún punto de la isla de Rinca donde hicimos snorkel en un entorno idílico. Más tarde paramos en la isla de Kelor, pero fue imposible echar el ancla. Por motivos que se nos escapan, era como si resbalara, así que solo la vimos desde abajo, una pena. Regresamos al barco consensación agridulce y sin ganas de repetir. Los chicos del barco se afanaron bastante en que disfrutáramos del día a pesar del cambio de planes y fueron de lo más amables, pero no nos gustó nada que desde la agencia no se nos informara de que esto podía pasar además de que nos engañaran con la foto del barco. Nos plantamos allí y se lo hicimos saber, así que este es el motivo por el que no la recomendamos.

Ahora, a toro pasado, recordamos aquel día como una de nuestras mayores anécdotas viajeras. Había leído mil historias sobre experiencias de este tipo en viajes por el Sudeste asiático pero a nosotros siempre nos había ido bien. Ahora, todo lo que tenga que ver con barcos por esa zona del mundo nos causa respeto y os asguro que la próxima vez que tengamos que tirar de uno lo miraré aún más con lupa.
Por esto y por lo remoto del lugar, no creo que sea un destino que repita cuando vuelva a Indonesia (porque volveré), pero también os puedo asegurar que costará encontrar otros paisajes que puedan estar a la altura y por eso desde aquí os animo, como siempre, a no perdéroslos. Daos prisa, porque a partir de enero de 2020, la isla de Komodo estará cerrada a visitantes tras detener a unos hombres que capturaron 41 dragones para traficar con ellos. Otra muestra más de que el hombre es el mayor depredador del planeta.