Pooh Hill Trekking. Día 3: De Ghorepani a Ghandruk

Hoy nos esperaba la etapa más larga, pero era casi toda de bajada excepto la subida hacia el objetivo del viaje: El Poon Hill (3210m). Como la idea era ir a ver el amanecer, nos despertamos a las 4:00 de la mañana pero estaba cayendo el diluvio universal, así que decidimos esperar. A las 5:30, la lluvia había parado pero las nubes seguían… había que intentarlo. Fueron 50 minutos de infernal subida por escalones muy empinados. Me recordó a las peores partes del primer día, pero afortunadamente, ahora sabía que la etapa era corta y habíamos dejado las mochilas en el hotel.

Alcanzamos la cima y, como era de esperar, estaba nubladísimo y no se veían los principales picos de 7000 y 8000 metros. Era a lo que nos arriesgábamos en temproada de lluvias pero cómo no intentarlo estando en Nepal? Estuvimos un buen rato arriba y afortunadamente despejaba un poco por segundos y alcanzamos a ver la inmensidad de varios de ellos…Indescriptible ver a esos gigantes de frente, de verdad. Eran instantes fugaces en los que no daba tiempo ni a sacar la cámara antes de que se volviera a cubrir… sólo a disfrutar del momento. Y qué momento.

Cuando vimos que no tenía pinta de despejar por un tiempo más prolongado, volvimos al hotel a desayunar. Nos pusimos las botas porque había mucha hambre. Pedimos un pancake de plátano y unos huevos fritos por un lado y  unos huevos con patatas y tomate por otro, ambos acompañándolo de hot lemon.

Antes de levantarnos de la mesa, terminanos entablando convesacioón con los otros huéspedes. Resulta que uno de los alemanes que se alojaban allí era español de nacimiento y vino a a interesarse por cómo habíamos llegado allí solos sin guías ni sherpas. Le contamos que llevábamos la ruta bastante planeada y que no tenía pérdida y el se quedó soprendidísimo y no dudó en contarles la historia a sus compañros. Y mientras tanto… ¡Sopresa! Cielo parcialmente despejado, salimos fuera y nos recibió Daulaghiri con sus 8.167 metros. Maravilloso.

Después de desayunar, incluso subimos a la azotea del hotel a verlo mejor.

Nos volvimos a duchar y con todo esto, salimos bastante tarde, alrededor de las 10:00. Hicimos el check out y pagamos por la estancia 2230R, que correspondían al desayuno y la cena.

Nos esperaban 7- 8h de ruta, la mayoría de bajada. La idea incial (antes de comenzar el trekking) era llegar a Ghandruk, y al día siguiente, continuar la bajada hasta Nayapul, donde cogeríamos el taxi de vuelta a Pokhara, pero viendo el buen ritmo que habíamos llevado, decidimos intentar acortar el trekking un día y hacerlo en tres para así recuperar el que habíamos perdido en la carretera de Katmandú a Pokhara y continuar el resto del viaje sin restarle uno a Varanasi, como si no hubiésemos hecho cambios. Para poder hacerlo, teníamos que llegar a Kimche antes de las 17:00 y coger algún jeep o autobús a Pokhara para pasar la noche allí, y al día siguiente, intentar hacernos los despistados y que el billete de bus a Lumbini (la frontera con India) que teníamos para el jueves, nos valiera el miércoles.

Siendo así, pusimos rumbo a Tadapani. El primer tramo es de subida y se hace duro, alternando tierra y escaleras. Afortunadamente, el tiempo mejoró y nos regalaba unas espectaculares vistas del Daulaghiri y los Annapurnas de cuando en cuando.

Por el camino conocimos a un par de indonesios que iban sólos y nos encontramos de nuevo a los peruanos con los que habíamos coincidido en el hostel de Ulleri. Fuimos hablando con todos ellos y la bajada se hizo muy entretenida, porque como ya he comentado, los viajeros que van a Nepal están hechos de una pasta especial y tienen muchas historias interesantes que contar. El esfuerzo era menor bajando por terraplenes y escaleras junto a espectaculares cascadas y la temperatura era ideal… pero las piernas aún así sufrían.

Nos separamos del grupo a 2.5km de Tadapani, ellos se quedaban a comer pero nosotros debíamos continuar si queríamos llegar a tiempo. En ese tramo cayó una lluvia torrencial que nos empapó a pesar de ir con con chubasqueros y de la presencia de frondosos árboles… pero no podíamos parar. Por si fuera poco, nos enfrentamos a otra de las subidas más duras del día, aunque afortunadamente no fue demasiado larga.

Llegamos así a Tadapani, pero aún nos quedaban un par de horas hasta Ghandruk. Dejamos atrás el pueblo y continuamos bajando ya sin lluvia hasta que llegamos a un punto en el que no veíamos el sendero claro… pensamos que lo había arrasado el tremendo aguacero de antes. Entre los dos “caminos” que parecían llevar a alguna parte, elegimos el más claro.

Bajamos un rato más pero yo no estaba convencida. El sendero no estaba marcado como en el resto del camino y no había señales, …. Teníamos claro que la ruta no tenía pérdida, así que si estábamos dudando era porque no íbamos bien. Gracias a Buda, apareció un pastor y le dije señalando nuestra dirección: “Ghandruk?” Y el contestó: “NO, NO, NO”, señanaldo arriba e indicando que diéramos la vuelta. Nos vino a ver la Virgen. Regresamos al punto donde dudábamos y elegimos el otro sendero que habíamos descartado, que era aún menos definido que el anterior. ERROR. Bajamos un rato por él y era imposible, acabamos con barro hasta las rodillas porque el suelo mojado literalmente se hundía a nuestro paso … no me quería ni mirar los piés pensando en la de sanguijuelas que me encontraría.

Fue bastante difícil volver al “punto de las dudas”. Resbalones, caídas…. el terreno era intransitable, lleno de raíces y barro. Al final lo logramos y ¡sopresa! Sanguijuelas de entre la zapatilla y el calcetín de uno y a mí, intendo atraverarme la lona de goretex de las mías… ¡qué asco! Me golpeé los piés con un palo, me los pisaba para matar todas las que hubiera dentro…Un cuadro.

En fin, no nos quedó más remedo que volver a subir a Tadapani y preguntar la ruta correcta, pero ya habíamos perdido bastante tiempo y abandonamos la idea de llegar a Pokhara ese mismo día. Tampoco era gran drama porque después del cambio de itinerario por el atasco, habíamos restructurado el plan del viaje muy bien. Y este fallo, terminó siendo una bendición, ya veréis.

En Tadapani vimos a un grupo de coreanos con el que coindidimos el primer día y el guía nos dijo que siendo las 15:00, nos olvidáramos de llegar a Ghandruk. Con 3 horas de cmaino por delante, ni siquiera seríamos capaces de llegar allí antes de que se fuera el sol. Cuando ya estábamos pidiendo precio de la habitación apareció el descubrimiento del viaje: Woo Ri, una coreana de lo más amena que iba sola y estaba decidida a llegar a Ghandruk ese mismo día. Nos fuimos con ella y vimos cual era el camino correcto: Nada más salir de Tadapani, había que coger las escaleras de la derecha, no las de frente…Y venía bien señalidazo. No sé en qué estábamos pensando.

El camino de bajada fue muy ameno mientras hablábamos con ella de viajes y gastronomía, nuestras pasiones. Además, tenía mucho que contarnos sobre India porque llevaba 5 años viviendo en Mumbay. Una persona interesantísima, simpática y muy divertida.


Atravesamos más cascadas, vimos búfalos bloquándonos el camino (algunos con enormes sanguijuelas pegadas), nos lloviznó, pero poco antes d elas 18:00 estábamos en Ghandruk, aunque decidimos ir a los guest houses de la parte más baja del pueblo. El primero era muy nuevo, pero nos pedía 700R por la habitación y no parecía muy interesada en cocinarnos, así que pasamos a otro.

Y en estas, una adorable señora con traje tradicional nos llamó para ir al suyo, un sitio tan encantador como ella y no lo dudamos, aunque lo de negociar cena y desayuno por habitación gratis no funcionó. En esta ocasión nos dio igual: sólo eran 200R por habitación y la señora era adorable.

En el patio de la casa, yo dí el espectáculo soltando grititos mientras me despojaba de casi toda la ropa pensando la de sanguijuelas que saldrían. Hari Maya, que así se llamaba nuestra anfitriona, se partía de risa mientras me revisaba hasta las costuras. A mi no me salió ninguna pero los demás tenían las piernas llenas de sangre… Ninguna pegada pero alguna que otra muerta en la zapatilla.

Nos duchamos y tomamos algunos refrescos mientras mandamos un mensaje a casa gracias al WhatsApp de Woo Ri y continuamos de conversación toda la tarde-noche. Cenamos allí mismo, en el porche, con unas vistas increíbles a las verdes montañas y rodeados de casitas de piedra, con niños que venían a saludarnos y una adorable Hari Maya cocinando para nosotros con hierbas que ella misma arrancaba de su huerto del jardín. Idílico. No podíamos haber elegido otro lugar mejor. Si os alojáis en Ghandruk, sin duda elegid Ashish Aama Homestay.

Resulta que Hari Maya era una cocinera espectacular y nos hizo una cena deliciosa. Pollo con patatas y huevo frito, un dhal bhat y una sopa de pollo y cilantro para chuparse los dedos. Mientras cenábamos, conversamos de muchas cosas con Hari Maya. Cuando le contamos que después íbamos a India por tierra, nos dijo que al día siguiente eran las elecciones y la frontera estaría cerrada. MENOS MAL. No teníamos ni idea ni de que fueran las elecciones ni de que por eso cerraran la frontera. MENOS MAL que tuvimos que retrasar todo un día por el atasco en la carretera y menos mal que hoy no habíamos llegado a tiempo para regresar a Pokhara en el día a intentar ir a India el siguiente, porque nos habíamos quedado tirados en un pueblo inhóspito. A veces las cosas, incluidas las malas, pasan por algo.

Terminamos el día con tés de hierbas arrancadas de su jardín y nos fuimos a dormir muy cansados pero felices de ir poniéndole el punto y final a esta experiencia de esta forma tan auténtica.

GASTOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS

– Pago de Cena y Desayuno en Dhaulaghiri Lodge: 2230R

Total: 2230R (17,29€)


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