Diez razones para visitar Camboya

Camboya es un país fascinante. Quizá el hecho de ser  eclipsado por Tailandia  y Vietnam ha hecho precisamente que aún no se haya sobrexpolotado turísticamente y pueda mantener gran parte de su esencia.  Lo de los templos de Angkor, evidentemente, es otra historia. Aún así, da igual…. Es algo tan increíble que hay que verlo y aquí tenéis unas poderosas 10 razonez

Los Templos de Angkor

Aún no entiendo como estos templos no están considerados como una de las Siete Maravillas del Mundo. Ubicada cerca de la ciudad de Siem Reap y rodeada de una exuberante jungla, Angkor fue la capital del flamante Imperio Khmer, una civilización muy avanzada y próspera que dominaba la zona en los siglos IV – XIV. Sin embargo, en el XV, se esfumó.  Aún a día de hoy hay numersas teorías acerca de cómo una ciudad que llegó a albergar más de un millón de habitantes paso al completo abandono.

Sea cual sea la razón, estos templos son algo digno de ver. Su magnitud, sus formas, sus grabados, su historia, su naturaleza, su famoso amanecer… los atributos son infititos. Se tardarían semanas en ver todo el complejo, pero lo más recomendable es un mínimo de 2-3 días para disfrutar con calma de los templos principales. Si no andáis muy bien de tiempo, en este post os dejé un itinerario optimizado para hacer la ruta en un día.

Actualmente (desde febrero de 2017), el precio es de 37$ para la entrada de un día, de 62$ para tres y 72$ para una semana. Si las compráis a partir de las  17:00 hrs, podréis acceder ese día gratis pero empezarán a contar desde el siguiente.

Sus playas

No es su faceta más conocida, pero Camboya tiene unas playas impresionantes a las que la explotación turística y hotelera apenas ha llegado. Los destinos más populares en este campo son Koh Tonsay y Sihanoukville pero sin ninguna duda la joya de la corona es Koh Rong, a una hora en barco de Sihanoukville.

Playas paradisícas y sin masificación, ambiente joven, cabañas de madera… un destino ideal y desconocido.

El templo de Beng Mealea

Es un lugar especial. El templo está derruído pero precisamente es ahí donde reside su encanto.  Fue una maravillosa locura estar en medio de la selva en una construcción antiquísima engullida por la naturaleza ; la magia que desprendía no la percibimos en ningún otro y eso, creedme, en Camboya es mucho decir. Sentir aquella soledad, aquel silencio sólo interrumpido por el sonido de la lluvia y el repentino zumbido de las cigarras es una sensación digna de ser experimentada.

Antes de mi viaje, muchos insistieron en que me centrara en los templos de Angkor teniendo en cuenta el poco tiempo que tenía. Hoy puedo asegurar que no pudimos tomar mejor decisión no sólo por el templo, que ya os digo que nos pareció impresionante, sino porque por el camino pudimos ver la verdadera vida cotidiana de los camboyanos: Eso para mí es impagable además de suponer quizá el mayor choque cultural que había experimentado hasta la fecha.

La entrada son 5$ y no está dentro de la de los templos de Angkor, pues se encuentra a unos 60km de Siem Reap. Os sentiréis como Indiana Jones.

El lago Tonle Sap

Se trata de una enorme extensión de agua que ocupa la superficie de 2.590 km² que se pueden convertir 24.605 km² en la estación de lluvias, siendo así la mayor de todo el sudeste asiático. Sus cauces son una vía principal de transporte para el país y su mera existencia, una parte esencial para su economía por su riqueza en pesca y la irrigación que proporciona a los campos de arroz.

El mayor atractivo son los poblados flotantes que  se situan en su orilla, siendo el más famoso y cercano a Siemp Reap el de Kampong Khleang. Las casas se levantan sobre vigas de madera y bambú hasta alcanzar 8 metros de altura para evitar las inundaciones de la temporada de lluvias, durante la cual sus habitantes se tienen que desplazar en barca.

Su visita es motivo de debate: No debe ser nada fácil vivir en esas condiciones así que es más que sensato plantearse si es lícito considerar esa miseria como lugar de interés turístico. Si al menos estuviéramos seguros de que el paseo en barca llega a la comunidad local…

Su gastronomía

Además de estar fuertemente influenciada por las mejores cocinas de Asia como son la tailandesa, la china, la vietnamita  y la india, la camboyana tiene su personalidad propia.

El plato estrella es el Amok, un delicioso curry muy suave y con mucha leche de coco, verduras y hojas de banana. Lo hay de pollo, cerdo, ternera y tofu, pero el mejor sin duda es el de pescado.

Otro plato que me gustó mucho es el Lok Lak: Ternera marinada en salsa, servida sobre un fondo de lechuga, tomate y cebolla, todo coronado con un huevo frito y cilantro.

Y en cuanto postres, además del tradicional roti (crêpe), me encantó la calabaza estofada y envuelta en hojas de banana ¡Sorprendentemente rico!

Su cultura

La rica cultura del Imperio Khmer ha influido enormemente las de otros países vecinos como Tailandia y Laos. La religión oficial del país es el budismo, pero en Camboya éste tiene un alto componente de hinduismo por sus nexos ancestrales con esta cultura. De hecho, Camboya fue entre los siglos I y XIV hinduista y cambió al budismo por decreto real.

Además de la religión, la música y la danza también son componentes esenciales en Camboya.  El baile más famoso es la apsara, que data desde los tiempos más boyantes de Angkor y es considerado una de las danzas más hermosas del mundo, llevada a cabo por bailarinas de bendecían al rey con sus delicados movimientos.

A modo de curiosidades, os cuento que la cultura khmer considera faltas de respeto cosas tales como no cerrar las puertas suavemente, sentarse con las piernas cruzadas, hablar más que los demás, no decir a los mayores dónde se va y a qué hora se regresa  y apuntar a una persona con los pies, ya que es considerada la parte más impura. Por si fuera poco está prohibido prohibido tocar la cabeza de una persona porque se cree que es ahí donde reside el alma.

¿No os entran ganas de saber más?

El paisaje

Distinto, puro. Así lo definiría: poblados de casas de madera con gente humilde que se asomaba a nuestro paso, niños felices jugando a tirarse en plancha a los charcos que había dejado la tormenta, infinitos campos de arroz y templos en medio de la selva.

Su gente

Son sencillos, humildes, serviciales y muy hospitalarios . Gente con ganas de salir adelante, de progresar pero a la vez fuertemente arraigados a su cultura. Puede que nuestra visión esté bastante influenciada por la suerte que tuvimos con Bunrat Chan, nuestro conductor durante toda la estancia, un chico joven que se bien se ganó el sueldo y la propina: No sólo se ajustó a nuestro itinerario, sino que añadió otros puntos de interés por iniciativa propia y, sin ser guía, nos daba información bastante interesante de cada lugar que visitamos. El resto de personas con las que coincidimos también nos dejaron una muy buena impresión.

Los niños

Los niños más guapos del mundo, así os lo digo: Miradas vivas y sonrisas permanentes. Los momentos más emocionantes del viaje nos los regalaron ellos.  En nuestro trayecto a Beng Mealea, pasamos por varios poblados y en cuanto veíamos un grupo de niños, le pedíamos a Bunrat que parara y les dábamos caramelos que habíamos traído de España, aunque la estrella fueron los pomperos… saltaban de alegría.

Nos gustó que a pesar de vivir en un entorno rural, muchísimos de ellos estaban escolarizados: Su ir y venir en uniforme montados en bicis más grandes que ellos era una constante. Sin embargo, la realidad no es así para todos. Como en otras partes, muchos padres se aprovechan de ellos para hacer caja con venta de souvenirs, pero el gobierno aquí se lo toma muy en serio. De hecho, en el reverso de las entradas a Angkor te advierten de no comprarles nada porque si los padres ven que pueden ganar dinero con ellos, no los llevan al colegio. Resulta bastante violento rechazarles, pero hay que ser firme cuando se ponen insistentes y te miran con esas caritas. Es lo correcto.

Vida Nocturna

Nadie lo diría a priori, pero Siem Reap tiene una oferta noctura de lo más intensa: Mercados, locales de masajes, modernos restaurantes, puestos callejeros y decenas de discotecas con música en directo. No en vano, la arterial principal de la ciudad se llama Pub Street.

 

Por mucho que yo os cuente, no lo váis a entender hasta que piseis este maravilloso país. Así que es pero que este post os haya despertado la curiosidad y no tardéis demasiado en visitarlo porque, de verdad, merece absolutamente la pena.

 


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